ESTA IGLESIA ES DE BENDICIONES PARA CADA UNO DE NOSOTROS, PIENSA ES MEJOR UN DIA EN LA CASA DE DIOS QUE MIL FUERA DE ELLA, POR QUE DESCONOCER LAS ESCRITURAS ES DESCONOCER A CRISTO. VEN Y GOZATE CON NOSOTRS EN LA IGLESIA DEL PRINCIPE DE PAZ DE LA UNION SAN LUIS PETEN.
sábado, 25 de agosto de 2012
DIOS RESPONDE
“Jehová Dios nuestro, tú les respondías; les fuiste un Dios perdonador, y retribuidor de sus obras.” Salmos 99:8
El humano es por naturaleza un ser vengador, y esto es evidente por la forma como nuestras sociedades tratan el pasado: esclarecimiento histórico, para mencionar solo una de las formas como se llama el proceso que siguen los triunfadores en contra de los derrotados luego de un conflicto armado y/o social. Y solo basta observar la algarabía social que se arma cuando alguien identificado como culpable de algo, es enjuiciado. El perdón a todo nivel, es un anhelo social y una materia pendiente. Buena o mala, esa es la realidad. Y claro que la respuesta que da el humano a los demás, está matizada por esa falta de perdón o por ese deseo de venganza. Así vemos a un padre de familia cuyo hijo le faltó, proferir un castigo fuera de serie. O una madre abandonada, descargar en sus hijos, sus frustraciones. La respuesta que damos a los demás, es pues, una consecuencia de la reacción a la agresión que recibimos o creemos recibir. ¿Habían pensado en esto?
El salmista propone un Dios con una actitud diferente y sobre esta diferencia meditaremos hoy. Pero antes apreciemos algo, de suyo importante. Dice el salmista “Jehová Dios nuestro.” Es decir, del Dios que habla es suyo, y tuyo, y mío, vamos es nuestro Dios, de tal forma que lo que digamos de esta actitud, es de alguien que es nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro, nuestro y nuestro. ¿Y si no?, pues todo lo que se diga es de alguien que es extraño para el que lo diga. Es diferente si dijera solamente Dios, o el Dios, insistimos, es nuestro Dios. Es de alabar al que vive para siempre, ¿no?
Identificado de quien hablaremos, empecemos a *deshojar la margarita*. Dice que Dios les respondía y si subimos la vista al verso 6, habla de Moisés, Aarón y Samuel, quienes invocaron su nombre y Dios sí les respondió. “…entre los que invocaron su nombre”, hay más, que invocaron su nombre y les respondió. Pero, atendamos, *invocaron*, es decir que para que Dios responda, primero hay que invocarle, no es solo así. Repitamos, *ellos invocaron su nombre*, y por eliminación si no se pregunta o invoca a alguien, pues no responde. ¿Vemos esta profundidad? Porque si alguien responde a quien no le pregunta, se está metiendo en donde no debe. ¡Ah!, Dios es respetuoso y solo responde a quien le invoca. Primera realidad o requisito.
Pero, ¿cómo es la respuesta? Bueno, ahora debemos explorar la forma como se le invoca. O mejor, digamos de una vez que a Dios se le busca en espíritu y en verdad, porque Él es espíritu. Punto. Levantando manos limpias, justificados por la sangre de Cristo. Y no se le puede invocar para pedirle algo fuera de sus principios. Bueno, ya dijimos *punto* porque a Dios solo se le invoca como El mismo mandó. Pero, y seguimos con el pero, la respuesta está condicionada a que Él es un Dios perdonador, si no, ¡vaya respuesta la que daría! Porque, ¿hay alguien que pueda invocar a Dios habiendo cumplido todos sus mandamientos? Estamos seguros que no, pero, Él nos perdonó por medio de la sangre del Cordero. ¿Vemos?, por eso nuestra respuesta a los demás es mala respuesta, y es por falta de perdón, y por el deseo de venganza que tenemos. Revisa como respondes, o como respondemos. Y termina diciendo, que retribuye las obras que hacemos. ¡Ah!, buenas obras, buena retribución, malas obras, dejémoslo ahí…
¿Te impactó?, también al escritor. Oscar Eugenio Dubon Palma, el tal Tachus, a mí también, pues.
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